11/16/2013

Historias de carritos

En mi casa no habia agua. Mi teléfono repentinamente había dejado de funcionar. Hacía un calor extremo. Una mezcla casi explosiva que afectaba mi humor un sábado por la mañana. Así comenzaba mi día libre de trabajo.

En los últimos días he tenido problemas con las cosas que he comprado; está semana me tocó cambiar unos zapatos por segunda vez debido a que luego de usarlos un par de veces terminaban destrozados. Lo otro fue la batería de mi teléfono, que en menos de una semana había dejado de funcionar, por lo que debía ir a cambiarla.

Particularmente me resulta muy incómodo tener que cambiar algo por mal funcionamiento, pero no puedo hacer más nada, cada día las cosas están más caras y sí pagas por algo debes esperar a cambio que funcione como ha de ser.

Soy un asiduo usuario del transporte público, a diario debo movilizarme en 'carritos por puestos'. Hoy me monté en uno de la ruta «H y Cabillas» (que por cierto, no pasa por Las Cabillas) para ir a cambiar la batería de mi celular. A los pocos minutos de haber abordado el vehículo, y luego de un estruendoso sonido, un caucho se le vació. Esto pudiera haber acentuado mi mal humor, pero al contrario, logró sacarme una sonrisa. La ocurrencia del conductor al referirse al hecho: "Verga, ahora es que estoy soltario". Las opiniones de los pasajeros "que molleja y no tenéis ni un caucho de repuesto". Todo esto en un tono jocoso y entre risas. El chofer me devolvió mis 5 BsF, me monté en otro carrito y mi humor repentinamente había mutado.